Caminando con orgullo
sobre la tierra araucana,
adentrándome en el tiempo,
me adolecía la sabana
el taparuco, el conuco,
la soga y la campechana;
me puso triste el jagüey.
el padrote y la vacada.
Al pie de la mata de monte,
el corazón sollozaba,
deshojé cada recuerdo
y sucumbí en lontananza;
y vi como aún siendo un niño,
aperaba la yeguada
y me unía cerca a las cinco,
con toda la caballada;
para ganarme el sustento
debía encerrar y ordeñaba,
reconocer los linderos
y recoger la manada,
así me fui acostumbrando
a esta vida trabajada,
porque no hay nada más lindo,
que el sudor en la palabra...
...Yo desde siempre trabajo.
Vivo para amar la vida
y adorar la voz del alma,
esa que puede sentirse
en una noche callada,
en la sonrisa de un niño,
una fraternal mirada.
En el calor de un abrazo,
una mano solidaria;
por eso amigos quisiera
que no existieran distancias
para acortar los caminos
y la soledad colmarla,
de comprensión y cariño
y la amistad valorarla.
Por el atajo seguir,
siguiendo la luz más alta,
ante todo dar de sí,
sin esperar nos den nada.
Qué hermoso es el compartir
porque se aviva la llama
del corazón de los hombres
y la mujeres que aman,
pues la razón de la vida,
es justamente apreciarla,
haciendo todas las cosas,
que dignifiquen llevarla.
Semblanza
Guido Santiago