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  • El cazador Novato, cantautor natural del departamento de Arauca, Colombia.

    Testamento de un poeta

    Rafael Martínez Arteaga


    Rafael Ignacio 
    Rafael Ignacio hijo mío vas a escucharme un momento
    quiero conversar contigo 
    sin ningún presentimiento
    olvidando por ahora el rango del parentesco
    como dos viejos amigos y hombres de pelos en el pecho
    ya que tengo un corazón pa' amamantar el sufrimiento
    que nadie recoge el llanto que voy regando en silencio
    solo quisiera hijo mío que el valor de mis consejo
    tenga la fuerza de un río y la experiencia de un viejo
    que es lo único que he tenío y antes de morir te dejo
    cuando te ataca el hastío tal como ahorita lo siento
    llegas al final con brío si abandonar tu puesto
    si la humanidad pregunta dile que fui tu maestro
    condiciones que se ajuntan pa' hacerte un hombre correcto
    si el amor toca las puertas de tu corazón sediento
    dile que duermes tu siesta
    así te encuentres despierto cobra y pagas la cuenta
    pero que te den el vuelto 
    acércate tengo frío me esta faltando el aliento
    y a tu mai que nunca olvido le vas a llevar mi afecto
    le dices que ella es pa mi el vaquiano mas experto 
    le dices que yo me voy por un camino bien lejos
    donde bien seguro estoy que allí no existe el regreso
    dícele que me lleve el sabor de aquellos besos
    donde pusimos los dos sangre de ambos en tu cuerpo
    donde sin perdón de Dios se quebranto un juramento
    porque los malditos celos terminaron con lo nuestro
    deja tender la vista sobre las huellas del tiempo
    yo soy el ayer vacío tu eres el futuro incierto
    hojas árbol caído que son juguetes del viento
    cuando yo muera, cuando yo muera hijo mío 
    solamente te agradezco que esos que llaman doctores
    no jueguen con mi esqueleto ni estudien con mi vergüenza
    que guarda tantos secretos 
    que no jiendan el cráneo ni me serruchen el pecho
    ni me tasajién la lengua ni me trituren mis huesos
    quiero enterita mis mano pa seguí escribiendo versos
    que no me pongan encima esos muros de cemento
    que un arpa sea el novenario y un cuatro mi padre nuestro
    mientras bajo y capacho sigan cuidando mis restos
    sin más nombre y apellido hijo me llamas no más un muerto.
    


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